El tratamiento de microneedling comienza con una limpieza profunda del rostro para eliminar impurezas y preparar la piel. Luego, se aplica un anestésico tópico para mayor comodidad. A continuación, se utiliza un dispositivo con microagujas estériles (como un dermapen o dermaroller) que realiza microperforaciones controladas en la superficie de la piel. Estas microlesiones estimulan la producción natural de colágeno y elastina, esenciales para una piel firme y rejuvenecida. Durante el procedimiento, se aplican activos como ácido hialurónico, vitamina C, colágeno o péptidos, que penetran más profundamente gracias a las microcanales abiertos, potenciando los resultados.
El microneedling es una técnica avanzada y no invasiva que permite tratar múltiples problemas de la piel de forma efectiva: desde arrugas finas, manchas, poros dilatados, acné y cicatrices, hasta la falta de firmeza o textura irregular. Es una excelente alternativa para quienes desean renovar su piel sin someterse a procedimientos agresivos. Además, al inducir la regeneración natural de la piel, se logran resultados progresivos y duraderos, mejorando notablemente la calidad y apariencia del rostro desde las capas más profundas.
Tras el microneedling, la piel se vuelve visiblemente más suave, firme y luminosa. Se reducen líneas de expresión, manchas, marcas de acné y se afinan los poros. Con cada sesión, la piel se regenera, luciendo más joven, hidratada y revitalizada. También mejora la absorción de productos cosméticos, lo que potencia la rutina diaria de cuidado facial. Es un tratamiento seguro, personalizable según el tipo de piel y sus necesidades, y con un tiempo de recuperación mínimo. Ideal para quienes buscan una piel perfecta sin filtros.